Un científico de la Universidad de Brandeis, Daniel Perlman, se dedicó a investigar lo importante. No queremos curar enfermedades, no queremos saber qué fue primero, si el huevo o la gallina. ¡Queremos dejar de mancharnos como unos alcornoques!
Perlman hizo un corte de dos milímetros de ancho y un milímetro de profundidad en el pico de la botella usando una herramienta de cortes con punta de diamante. ¿El resultado? Cuando el vino intenta recorrer el pico de la botella y bajar por el cuerpo se encontrará con una abertura. Dado que es imposible que vino fluya hacia arriba gracias a la fuerza de la gravedad, al líquido no le quedará de otra más que seguir la corriente de vino dentro de la botella.
