Adan Baliña, un joven de 22 años, oriundo de Tres Arroyos y conocido por el dispositivo que permite localizar billeteras y llaves a través del smartphone, que él mismo desarrolló, no deja de apostar y el 2017 llegó con una nueva idea. Hasta hace unos meses residió en Tandil mientras estudiaba Ingeniería en Sistemas en la Facultad de Ciencias Exactas, aunque temporalmente debió suspenderlos para poder dedicarse de lleno a su primer proyecto.
Es evidente que la innovación es parte de su día a día, aunque en esta oportunidad busca contribuir a las energías renovables mediante el desarrollo de suelos piezoeléctricos. ¿Qué es eso? Se trata de una tecnología que permite obtener energía eléctrica a partir de la presión mecánica, como los pasos dados al caminar. El sistema permite que la carga negativa creada en el lado externo de la baldosa al pisarla y la positiva producida en el interior generen una corriente eléctrica que comienza a fluir en el momento que la presión se alivia.
El interés por esta tecnología lo atribuye a la escasa exploración realizada hasta el momento. Al parecer la inspiración llegó a temprana edad cuando comenzó a tomar clases de batería con un profesor que no contaba con un
instrumento convencional, sino que le enseñaba con una batería electrónica, donde cada uno de los sensores que recibía un golpe, transformaba la vibración en un sonido, mediante su paso por una consola.
Bajo el nombre de “Moove”, el desarrollo del prototipo requerirá de la colaboración de ingenieros industriales y electrónicos, con el fin de reducir los costos de producción de las baldosas que actualmente tienen un valor de US$600 por metro cuadrado. Es por ello que espera obtener un capital para comenzar el desarrollo e investigar nuevos materiales, principalmente reciclados, para la construcción y reducir el costo de la baldosa en un 50% o más. Con un panorama muy positivo y alentador, Baliña planea colocar las primeras baldosas a lo largo del 2018. Este sistema aún no se ha implementado en América Latina, aunque sí existe un caso en Israel, donde se puso en funcionamiento en los lomos de burro y se utiliza la energía mecánica de los vehículos para producir electricidad.
Adán explica que el sistema que se pretende desarrollar permitirá almacenar o redistribuir la energía eléctrica donde más se necesite. Incluso, podrá ser consumida directamente y almacenar el excedente de energía para ser utilizado en el futuro. La cantidad de energía generada dependerá del peso de la persona y el tipo de movimiento. Una de las
ventajas frente a otros tipos de generación limpia de energía es que no depende de las condiciones climáticas, como la energía solar o la eólica. Incluso, este sistema podrá producir hasta 8 watts de energía con cada paso, suficiente para alimentar las luminarias públicas.
Asimismo, se buscará que las baldosas cuenten con conexión a internet. De esta manera sería posible monitorear cuánta energía se crea en diferentes lugares, así como también vincular las baldosas a una aplicación móvil para ayudar a la gente a entender mejora la energía y ver en tiempo real cuánto se genera a partir de sus propios movimientos.
Para poder aprovechar esta posibilidad al máximo, propone la instalación de las baldosas en zonas con un gran tráfico peatonal, como aeropuertos, centros comerciales, universidades, estaciones de subte o tren. Lugares donde haya un gran volumen de tráfico para producir una gran fuente de energía y que estos la utilicen para autoabastecerse.
Luego de desarrollar el sistema y crear las baldosas, sólo resta que los gobiernos se unan a la causa y busquen contribuir a la generación de energía de manera limpia, así como también que inviten a todos los habitantes a ser parte de su producción. Paso a paso.