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Selfie: de la Moda al Narcisismo Tecnológico

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El ritual de tomar una imagen ha mutado drásticamente con el paso de los años. La “autofoto”, en conjunto con el avance de las redes sociales y las nuevas tecnologías, confluye en la construcción de una identidad que cada vez más se separa de la realidad analógica.

¿Cuántas veces nos hemos tomado una imagen y nos sentimos disconformes con lo que la lente nos devuelve? ¿Cuántas veces replicamos digitalmente el escenario que nos rodea para satisfacer esa identidad que nuestros ojos nos muestran, y que la cámara no logra? ¿Seriamos capaces de perder la vida con tal de inmortalizar un retrato? Estas incógnitas no nacen de una manera aislada, sino que son consecuencia de los profundos cambios en las relaciones sociales (cómo me ven, cómo creo que me ven y cómo nos vemos) y los usos de las nuevas tecnologías que, cada vez más, son parte esencial de la vida cotidiana. Tablets, notebooks, celulares, entre otros; confluyen en una gama de artefactos capaces de reproducir, sin ser la función principal, un espejo en el que nuestra identidad puede ser trasformada.

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Si retomáramos un mito griego, Narciso era un joven muy hermoso. Las doncellas se enamoraban de él, pero éste las rechazaba. Entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello ésta la había condenado a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera. Por tanto, era incapaz de hablarle a Narciso por su amor, pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando él preguntó ¿Hay alguien aquí?, Eco respondió: Aquí, aquí. Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: ¡Ven! Después de responder Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que sólo quedó su voz. Para castigar a Narciso por su engreimiento, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de apartarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.

Al trasladar el mito a nuestra época, este se traduce en la obsesión de perfeccionar y engrandecer cada vez más nuestra imagen frente a la pantalla, anteponiendo el artefacto sobre lo social, sin importar el/los riesgo/s que conlleve su resultado final.

 

El origen de la autofoto

La palabra inglesa Self hace referencia al yo (ego en términos psicológicos) o auto (referenciando al autoservicio, autoabastecimiento, etc.). Este término, se utilizó por primera vez el 13 de septiembre de 2002 en el ABC on line, un foro de internet propiedad de la televisión pública australiana y a pesar de que la autofoto no es reciente (el primer autoretrato fotográfico que se conoce lo ejecuto Robert Cornelius en 1839), su popularidad creció en los albores del siglo XXI. Antes de que se desarrollaran redes sociales tales como Facebook (2004) e Instagram (2010), los autoretratos fueron muy populares en la red social MySpace (2003), pero debido a que la calidad de las fotos y los “escenarios” donde eran tomadas se consideraban de mala calidad, los usuarios migraron a otras redes. Además, con el surgimiento masivo de dispositivos móviles con cámara frontal marcaron una tendencia definitiva a este tipo de técnica fotográfica.

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Una Moda peligrosa

La privacidad y los límites legales no son factores que detengan su masificación. Cada vez más usuarios infringen leyes o arriesgan sus propias vidas con tal de generar una autofoto que logre provocar una reacción (de orgullo o rechazo) en quienes la reciben. Ante esto, varias ciudades y países prohíben esta técnica, como por ejemplo la ciudad de Nueva York. Si bien su prohibición no es total, la norma se vulnera cuando las personas intentan sacarse este tipo de fotografías acompañados por tigres, leones o cualquier otro felino en un zoológico. El objetivo de la misma es proteger no sólo a los visitantes, sino también a los animales. Desde la línea de investigación de Mediaciones Tecnológicas y Comunicación Digital (MT&CD), se pregona por el uso responsable de las nuevas tecnologías, como así también, repensar y reflexionar sobre las prácticas cotidianas que realizamos con las mismas.

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Sobre el Autor

Joaquín Méndez

Estudiante/investigador de la Facultad de Ciencias Sociales - UNICEN