Estilo de vida

La obsesión por la “marca-yo”

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¿Nos estamos volviendo más obsesionados con nosotros mismos y narcisistas?

Es fácil pensar que sí. Cada vez más personas actúan como si fueran grandes estrellas en las redes sociales.
Esta obsesión por la “marca-yo” es a menudo descrita como una especie de enfermedad social.

Pero no hay razón para entrar en pánico. Gustarse y preocuparse por uno mismo no es automáticamente malo.
Todos tenemos, y necesitamos, algún grado de narcisismo.

Las campanas de alarma deben sonar solamente si somos demasiado sensibles como para recuperarnos de un insulto o si no podemos aceptar que la vida es una mezcla de cosas que van bien y no tan bien.

El truco está en ser consciente de sí mismo y entender que el narcisismo no es realmente quererse demasiado sino no quererse lo suficiente.

En el peor caso

El trastorno de personalidad narcisista es la forma más grave de narcisismo.

Hay al menos tres tipos diferentes.

El narcisista facultado

Son personas exitosas y carismáticas. Disfrutan de la estima que viene con el poder, pero sus dificultades con el verdadero amor están marcadas por las relaciones rotas. Se esfuerzan por mantener un séquito de admiradores pero no pueden formar relaciones personales íntimas.

El narcisista manipulador

Son personas que intuyen fácilmente lo que los otros piensan y utilizan ese talento para encantar y seducir. Su objetivo es estar rodeado por el leal y servil. Se alimentan de otros porque tienen poca capacidad para mantenerse a sí mismos. Son frágiles y susceptibles debido a un precario sentido de identidad.

El narcisista sin poder

Nunca están satisfechos con ellos mismos. Aunque tengan buenos trabajos, relaciones felices y buena salud, nunca es suficiente. Pueden ser pasivos en las relaciones, poco sociables, se consideran víctimas y dicen que la vida no tiene sentido. Pero también pueden enojarse y atacar.

Las múltiples facetas del narcisismo

La historia de Narciso, cuyo amor propio lo llevó a la autodestrucción, advierte de los problemas que el narcisismo puede traer.

Pero no siempre es tan malo como parece ser narcisista.

Exploremos tres de los aspectos negativos y tres positivos.

Negativos

Indiferencia

La palabra “narcisismo” viene del antiguo mito de Narciso, y vale la pena recordarla pues habla de los riesgos de “la excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades u obras”, como la define la Real Academia.
Narciso nació bello. Cuando sonreía, todos sonreían con él. Pero cuando fue creciendo y los jóvenes y niñas se enamoraban de su hermoso físico, se fue volviendo altivo e indiferente.

Era como sí él fuera la única persona de valor en el mundo. Su belleza hacía que todos lo buscaran, pero lo volvió altanero.

Dependencia

Un día, Narciso fue a cazar con unos amigos. Pero por su narcisismo, no les prestó ninguna atención y se fue por su lado.

Cuando se dio cuenta de que estaba solo, gritó: “¿Dónde están? Yo estoy aquí”.

Eco, una bella ninfa, lo escuchó. Había sido castigada por Hera, la esposa de Zeus, quien la dejó sin voz: sólo podía repetir las palabras de otros, de ahí su nombre.

Cuando vio a Narciso se enamoró inmediatamente de él y repitió sus palabras: “Aquí estoy, aquí estoy, aquí estoy”.
Narciso contestó: “¡Ven aquí”.

Formaron una relación interdependiente. Como era narcisista, a él le fascinaba que repitieran sus palabras; como no tenía palabras propias, ella hacía eco de las de él.

Estaban atrapados en una relación cuyo destino era repetir patrones perjudiciales.

A Narciso eventualmente le empezó a irritar la eterna repetición. Al ver que ya no la amaba, ella se fue esfumando, como un eco absorbido por las montañas.

Soledad

Narciso dio vueltas por el bosque y, cuando sintió sed, se acercó a un lago.

Al arrodillarse a beber, se sorprendió de repente.

Ahí, en el agua, vio un hombre tremendamente hermoso.

“Al fin -pensó- encontré a alguien merecedor de mi amor”.

Pero cada vez que se acercaba a la preciosa visión, esta desaparecía.

Lloró y se lamentó: “Encontré a alguien a quién amar y no me puedo acercar”.

Ese es el sino de las personas narcisistas. Añoran acercarse a otros pero su falta de conocimiento de ellos mismos combinada con el desinterés en los demás implica que están condenados a la soledad.

Narciso muere. Cuando sus amigos de cacería finalmente lo encuentran, todo lo que queda de él es una flor amarilla y blanca: un narciso.

Positivos

Imagen corporal

Un aspecto positivo del narcisismo es sentirse cómodo en tu propia piel.

Las dificultades con la autoestima empiezan desde que somos pequeños.

Nuestra más temprana experiencia de estar vivos es una sensación vaga. El primer concepto del yo no lo tenemos en palabras, sino en la clase de sentimientos que tenemos respecto a estar en el mundo.

Si tiendes a sentirte nervioso frente a la vida o si, por el contrario, sientes que todo estará bien, incluso cuando tienes problemas, y no estás muy seguro de la razón, puede ser que tu cuerpo absorbió esas sensaciones en tus primeros días.

Una comodidad subyacente con tu cuerpo puede ser señal de que te abrazaron tanto física como emocionalmente cuando eras joven.

Te quisieron tanto que te gustas como eres, sin importar cómo te ves. Esa es una forma buena de narcisismo.

Hacer amigos

Aristóteles observó que si no puedes ser amigo de ti mismo, la persona más cercana que tienes, es improbable que puedas establecer amistades con otros.

Notó que las amistades profundas, aquellas del alma, se dan más entre personas equilibradas.

La persona que proyecta la idea de que es confiable y relajada es la clase de gente que no es emocionalmente exigente en las amistades sino que tienden a ser compañeros maravillosos.

No quiere decir que tenemos que estar constantemente cómodos con nosotros mismos; todos tenemos momentos de descontento o pánico.

La cuestión es si en el fondo la personalidad es estable y fuerte.

Quienes se quieren a sí mismos lo suficiente para ver más allá de ellos mismos y notar que hay otra gente en el mundo con la que pueden relacionarse abierta y honestamente, se benefician del narcisismo bueno.

Gusto por el aprendizaje

El secreto del aprendizaje real es arriesgarse.

Hay cosas que se pueden aprender repitiendo lo que ya se dijo. Pero para hacer algo tuyo, para que se convierta en una habilidad propia, tienes que ser capaz de cometer errores.

Esa es la razón por la que es más probable que el estudiante que hace una pregunta en clase recordará el tema que se estaba discutiendo que los que no se lanzan a preguntar.

Pero eso requiere de cierta fortaleza para que no te importe si te equivocas.

Y eso viene de sentirse bien contigo mismo, incluso cuando erras.

Eso es buen narcisismo.

Fuente. BBC Mundo

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